jueves, 24 de abril de 2014

La promesa

Salomé era muy muy amiga de las hadas. Le gustaba mucho estar con ellas por hermosas, coloridas y porque reían a carcajadas.
Esa noche, preocupada por la promesa que le había hecho a su hermano Nicolás, llamó al hada más pequeña, a la que le habían regalado todos los colores para sus alas, y le contó el enorme problema que se iba a armar si no encontraban los cuentos deshilachados. Le dijo que tenía algunas sospechas y que por favor le ayudara a buscarlos. Le contó del llanto imparable de su hermano. Ahí fue donde el hada le preguntó si es que estaba muy groserito y malcriado. Salomé lo defendió como siempre, diciéndole... ¡no señora, es sólo por los cuentos que todavía no hemos contado!
Cambió la conversación y dijo al hada que posiblemente se habían ido en el barco DULCE VIENTO que ella misma le había comprado con su mamá, a su hermano. Y entonces, comenzaron a revisarlo todo. Debajo del pirata, en las velas del barco, en el mar, bajo las monedas pero no encontraron nada. Ella recordó que en la casa había muchos cuentos ya deshilachados que ellos mismos habían dejado tirados. Seguro estarían entre los juguetes, que por cierto eran muchos, o quizás debajo de las camas, del sofá, o incluso por dentro del piano. No podía dejar que el día se iniciara. Tenían que trabajar en la búsqueda toda la noche antes de que su hermano despertara.
De pronto... claro... ella se acordó que su mamá ayudó a embellecer el jardín de las hadas.
Pensó que tal vez los cuentos se metieron en las casas y decidieron en un sueño flaquito, salir a buscarlos. Como se avecinaba una tormenta, las casas estaban cubiertas por papeles de colores para no mojarse. Las mariposas amarillas, que no pudieron asistir al entierro de Gabo, sujetaban bien los papeles para no dejar mojar la casa. Pero... ¡Tampoco!. Allí no había nada.
Hada, por Dios, ¿qué vamos a hacer?, le dijo angustiada Salomé. El hada subió los hombros y le dijo: hummm, y yo se pues... Busquemos a otros niños a ver qué saben de esta desgracia.
Pero como las niñas no deben salir solas de sus casas a altas horas de la noche, entonces volvieron a cerrar sus ojos y se fueron de sueño en sueño, buscando vecinos, primos y amigos para que les ayudaran.

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