martes, 9 de septiembre de 2014

La dualidad del sueño

La abuela mayor, que tenía nombre de ronda infantil, contaba que a cierta edad, al sueño de las noches, le gusta partirse en dos. Ella acostumbraba dormirse muy temprano.
Quizás porque en el primer sueño podía soñar cosas donde los tiempos se tejen desde el presente inmediato, con los pasados que nunca pasan y los futuros lejanos. Sabía que las pesadillas se nutren de la fuerza implacable de los recuerdos más cercanos, pero prefería eso a no tener todos sus sueños despiertos cuando cerraba sus ojos y dormía sus sobresaltos.
Se llamaba Teresa. Era tal altiva que parecía una "condesa". Teresa la condesa, amaba los primeros sueños porque la descansaban.
Los segundos en cambio eran implacables ya que le anunciaban la pesadez de las tareas diarias.
Mezclados con el rocío del amanecer jamás los sueños segundos fueron preferidos por la abuela amada.

1 comentario:

  1. Aunque no desaprovechaba ni un ratico para echarse un sueñito diurno que en muchas ocasiones le sentaba muy bien.

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