Mis cuentos son cuentos deshilachados y flojos. A veces ni son cuentos, ni son historias. Son tal vez recuerdos de algunas infancias que he visto pasar. Aún no tienen estilo, ni identidad. No estoy segura si alguna vez la tendrán, pero guardo mis hilachas en la memoria para cuando aprenda a coser bien. Dejo que las letras jueguen como ellas quieran, que nazcan y se mueran, que busquen rimas imposibles, destempladas y fofas, hasta que puedan contar graciosamente que “había otra vez”.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Noticias del patico llorón
El patico lloraba a chorros porque se creía bastante feo, solo y barrigón. Quizás la otra pintura al óleo se lo decía secretamente, tal vez le tenía envidia, nadie lo supo nunca... pero lo cierto es que jamás dejó de ser el patico llorón.
De la habitación donde creció, con el tiempo todo se perdió. Los juguetes, los cuadernos, los patines, los hermosos vestidos, los disfraces de tigre y conejo, todo, todo, sólo quedó el patico llorón. Pensándolo bien, también quedó el plato con el dibujo de la niña playera, el cono y el balón. De resto todo pasó al olvido. Pero el patico llorón jamás se perdió. La tía lo protegió. Sólo hace muy poco, quizás año y medio, ella lo regaló para que Samuel, un nuevo niño del campo, desde sus fantasías, se disfrute también al hermoso patico llorón.
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