martes, 14 de octubre de 2014

Recuerdos de las letras verdes

A veces las canciones viejas traen a las memorias, los vívidos rostros de los muertos, decía uno de los cuentos más deshilachados, pues como cuento, aún nadie se había propuesto contarlo. Se habla de vívido rostro porque emerge con fuerza en las crestas del recuerdo, como si ningún tiempo hubiera pasado, como si la presencia no proviniera de una dolorosa y profunda ausencia.
Así comenzó ese cuento deshilachado. Con una canción bastante vieja. Se llamaba: Amor del alma. Decía: "Nuestro amor, es una bendición de Dios, y no puede existir pareja tan feliz, como nosotros dos. Tú y yo hicimos de la noche azul, una linda canción, un poema de amor, para soñar los dos... Así.... es el amor del alma. Así.... nos queremos tu y yo"
Y dicen que con el rostro de nuevo vivo, por supuesto se antoja de volver la voz, el tono, el gesto, la respiración, la sonrisa, la dulzura... el ser que sigue siendo, y que en medio de cualquier tarde, incluso después de muerta, sigue cantando a su amor del alma.
¿Dónde está el cuaderno Bolivariano, casa de las letras verdes, de pasta café con un mapa de Colombia en la solapa, y con Panamá aún, propiamente dibujado? ¿Qué se hicieron los versos personales, los poemas y los boleros escritos con tinta verde y caligrafía hermosamente cuidada?
¿Dónde han quedado el labial rojo, el polvo de cara y el lápiz café para las cejas pintadas? ¿a dónde fueron los bolsos, los relojes, los zapatos, las joyas y hasta la ropa nueva esperando por fin, ser usada?
Cuentan que esa mujer disfrutaba la elegancia a su medida, tanto como las historias de las farándulas nuevas y las pasadas. Se levantaba de noche a presenciar vidas y muertes de princesas, reinas, presidentes y papas.
Esa mujer de hermosas letras tinta-verde, pensaba que la cabeza jamás debía vestir de blanco. Por eso no amaba el blanco en la ropa y menos en sus cabellos canos.
Siempre creyó en el amor, bien lo sabían las canciones, dijo la canción del "camino de la vida".

1 comentario:

  1. Que hermoso Tia, me encanta la forma como describes mis recuerdos, casi pude oler el cuaderno.

    Y la dama elegante se sentiría muy orgullosa de haberse visto tan impecablemente descrita.

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